hermandad de
Nuestro padre
Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén, María Santísima de los Dolores y Divina Pastora de las Almas
Con el cambio de siglo la cofradía se traslada a la parroquia de san Bartolomé donde disfruta de capilla propia desde 1609. Dos años antes ya había llegado la revolución devocional a la entidad con la imagen de Nuestro Padre que, a partir de entonces, cada Viernes procesionará de nueve a doce de la mañana –hora de la Vía de la Cruz– con el patibulum hacia atrás a fin de enarbolar la cruz como signo de victoria y trono. En la comitiva le acompaña la virgen de los Remedios, una talla del convento concepcionista que todos los años se trasladaba a la parroquia con solemnidad. Al poco, la hermandad jura el voto inmaculista.
A fines del siglo XVII la entidad vive una etapa de bonanza que da pie una importante transformación conceptual y estética cuyo núcleo es la llegada de la virgen de los Dolores. En la calle la hermandad ya no sólo desfila sino que escenifica el camino del Calvario representando varios pasajes evangélicos. El muñidor abre el cortejo con cuatro nazarenos que hacen sonar sus lastimeras bocinas. Les siguen el estandarte, nazarenos y la mujer Verónica. Tras ella, el demonio y la muerte mofándose de los espectadores. Nuestro Padre, acompañado por Simón de Cirene, carga con la Cruz como signo de los pecados de la humanidad. Escoltan al misterio dieciséis ángeles y una veintena de armados. Luego, más nazarenos, san Juan sobre sus andas, las tres Marías, y la Virgen bajo palio vestida como sacerdotisa, reina y madre entregando a Dios los martiria de su Hijo.
El siglo XVIII trajo consigo la devoción a la Divina Pastora, tras la predicación en 1707 de fray Isidoro de Sevilla, y la aprobación, en 1738-1740, de los Esclavos de María como orden tercera de carisma servita. Si bien, con la muerte de su pimer mentor y rector, Jiménez del Hierro, se genera un cisma que supone, a la postre, la escisión jurídica de los hombres del grupo, obligados a disponer ex novo y ex nihil una entidad independiente en el Divino Salvador. Con la supresión de las hermandades de Carlos III y el inicio de las desamortizaciones la corporación queda maltrecha. En 1799 obtiene la aprobación del Consejo de Castilla y recurre al enterramiento como ejercicio caritativo y financiero.
Durante la II República la hermandad decidió no procesionar y realizar un suntuoso triduo en mayo con motivo de la fiesta de la santa Cruz; por contra, durante la Guerra Civil fue la única en hacerlo en 1937. A fines de los 40 la entidad sustituyó los instrumentos por el silencio y su discurrir tomó un cariz más serio y luctuoso. La regeneración llega a fines de los 70 y supone un nuevo impulso hasta nuestros días donde las mujeres tienen plena igualdad, el patrimonio heredado se ha restaurado e incrementado, se ha adaptado la cripta de la capilla a columbario, se ha recuperado la Divina Pastora como titular y la venerada imagen nazarena es medalla de oro de la ciudad.
NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
En 1607 se concierta con Francisco de Ocampo una obra del tamaño de «un hombre de siete palmos e medio y que la hechura de él sea de la misma trasa e hechura del Cristo que está en las gradas del Sagrario» de Sevilla. La imagen entregada es tardomanierista. En su composición ejecuta una amplia zancada de sencillo y tenso movimiento, mientras el torso se hunde. Una túnica verde con vegetación dorada envuelve la figura y dibuja su silueta, desfigurada por bullones y nudos. La suave encarnadura contrasta con los abruptos rasgos faciales y el perfil afacetado y cerúleo de los cabellos, expresiones del divino dolor representado.
MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES
El 16 de abril de 1696 el entallador Juan del Castillo recibe del escultor José Felipe Duque Cornejo el busto y las manos de una dolorosa a la que debe componer el talle, miriñaque y articulaciones, así como aplicarle los apósitos, a fin de entregarla a la corporación nazarena de Carmona. Un año más tarde Francisca Roldán, a la sazón esposa de Cornejo, se encarga de su policromía. El rostro de la virgen de los Dolores, que se yergue sobre un esbelto cuello, es de edad avanzada y con tendencia a la redondez. Su tez es fina, de encarnadura blanda, muy pálida, cuasi nacarada, sólo interrumpida por un leve refrescado en pómulos y labios.
DIVINA PASTORA DE LAS ALMAS
Devoción adscrita a la entidad tras la predicación del místico fray Isidoro de Sevilla. Desde 1709 se tiene constancia de ella, habiéndose reaprovechado para la misma una Inmaculada barroca que hasta ese momento constaba como titular.
PASO DE MISTERIO
Estrenado en 2008 bajo diseño del artista Juan Fernández Lacomba. En su concepción se ha recuperado la composición barroca original del conjunto escultórico. La canastilla, de dos cuerpos separados y sostenidos por cinco bolas, está realizada en madera lacada y dorada con perfiles de plata y apliques de carey, apenas recorrida por un juego de cubos y esferas. En sus formas simboliza el cáliz y el silencio. Los respiraderos simulan el esparto del cincho de los nazarenos.
PASO DE PALIO
Es el palio más antiguo de los que procesionan en la Península. Se trata de un conjunto barroco realizado entre 1695 y 1736 por Simón Navarro López y ampliado por Antonio López Luna. Originalmente constaba de seis varales y techo de cajón. En la bambalina se desarrolla la profecía de Simeón y en su interior se dispone un corazón rodeado por estrellas, ángeles y floreros. De la misma autoría son la peana y media luna. En 1924 lo amplía Seco Castaño, se incorporan los respiraderos y se adquieren a la Esperanza de Triana el manto y sobrefaldones.
INSIGNIAS
Destaca el simpecado de hacia 1750 y bordado protorococó, presidido por una pintura de la dolorosa coetánea. Junto a él, son reseñables la Cruz de las Esclavas, por su valor estético y simbólico, el conjunto inmaculista de espada, vela y bandera, el senatus, y las distintas pértigas barrocas y varas decimonónicas de los acompañantes.